domingo, 10 de julio de 2011

Última parada: L.A.

Siempre quise ir a L.A., decía Loquillo, así que para darle un poco de envida nos llevamos a Julia y a Vicent a disfrutar de un par de días en esta mítica ciudad. Y digo bien porque Los Ángeles es, ante todo, un mito.


Gracias al cine hemos idealizado la ciudad de Los Ángeles como un lugar mágico, donde todo es posible, donde la magia del cine puede hacer realidad cualquier sueño, sobretodo el sueño americano: llegar y triunfar. Pero en realidad L.A. es una ciudad bastante decadente, con muchos barrios pobres, con muchos sin techo, con calles sucias y grises. Pero claro, nos han vendido Hollywood, Beverly Hills, Bel Air... donde hay gente que vive muy bien.

Con todo, si uno quiere dejarse llevar hay muchos sitios interesantes que descubrir como el Museo de Ghetty, el muelle de la Playa de Santa Mónica (donde empieza la famosa ruta 66) o un tour por los estudios de cine donde, por unas horas, puedes soñar que formas parte de la tripulación del Apolo XIII o sentirte Steven Spielberg.



Sin city - episodio segundo

Después de pasar unos días descansando en casa a la vuelta de San Francisco, y tras visitar los parques de Yosemite y Sequoia, nos embarcamos en un curioso viaje rumbo a la fabulosa ciudad de Las Vegas.


Tras siete horas de viaje atravesando el desierto de Mojave (sí, ese desierto de las películas llenos de cáctus, coyotes y buitres), tras soportar las retenciones en la única carretera de un sólo carril que lleva a la ciudad del pecado, y tras soportar temperaturas de casi 40 grados dentro del coche... ¡¡Llegamos a Las Vegas!!

La ciudad nos recibió de día, espectacular, como siempre, con esas moles de hormigón gigantes que abarrotan ambas aceras del strip. Con todo, ésta es una ciudad para vivirla de noche, así que tras una pequeña siesta nos lanzamos a disfrutar de los neones de la ciudad del pecado.



El París, el Venetian, el Caessar's Palace, el New York New York... Una serie interminable de hoteles que más que hoteles parecen parques temáticos. Cada uno de ellos cuenta con un espectáculo gratuito para los turistas: las fuentes del Bellagio, el volcán del Miraga, los piratas del Treasure Island... todos ellos bastante recomendables si no quieres pagar los aproximadamente 100 dólares de media que cuestan los espectáculos residentes como los del Circo del Sol o los conciertos de Celine Dion.