martes, 17 de mayo de 2011

Skagway y la fiebre del oro

Skagway es ese tipo de pueblo que te viene a la mente cuando piensas en Alaska. Caminando por sus aceras esperas ver salir al Doctor de la serie de cualquier casita de madera. Tiene esa atmósfera gris, ese color sepia, esa sensación de frío... que contrasta con lo amable de sus gentes.


Durante el invierno tiene tan sólo 600 habitantes. No quiero ni pensar el frío que pasan por estas latitudes. Pero en verano la población puede llegar a los 10.000 contando con los turistas que llegan en los cruceros.
Nos llamó mucho la atención lo enfocados al turismo que están. Si en invierno la única tienda que abre es el supermercado, durante el verano abren sus puertas más de 30 negocios de suvenirs, artículos de piel y joyerías. Esto último no lo entendía hasta que me dijeron que en Alaska no se pagan casi impuestos, así que mucha gente aprovecha para comprar aquí objetos de lujo como diamantes o abrigos de visón.


Pero si por algo es conocida esta ciudad es porque fue uno de los destinos favoritos de los buscadores de oro, allá por el año 1900. Fueron tantos los que vinieron que llegaron a construir un tren que llegaba desde el propio pueblo hasta la cima del Sumit, donde se decía que estaban las minas, para poder transportar a tantos buscadores de fortunas.



Hoy en día esa ruta se conserva y por un módico precio (como todo en Alaska) puedes recorrer en un tren antiguo esa misma vía y llegar hasta la frontera con el Canadá


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